sábado, 7 de abril de 2012

Acabando Julio

Volvemos a Pornic. Los últimos días del mes de julio los pasamos tranquilitos (por lo menos con los niños). Hicimos muchas actividades al aire libre, ya que nos hizo muy buen tiempo.

Hace unos días os hablé de un centro de juegos al que fuimos Fran y yo con los niños el día de la Bastilla y que obviamente estaba cerrado (podeis recordarlo aquí). Bueno, pues volvimos días después. La verdad es que yo con Theo y Maelys fuí por lo menos cinco o seis veces en el verano. A ellos les encantaba. Pedían ir casi todos los días.

El centro se llama Royal Kids y tiene varios juegos distintos. Hay una zona, la más pequeña, era para los niños de hasta cuatro años. Todo el resto lo podían usar todos, incluso a determinadas horas los adultos también podían entrar a jugar.

Hay un laberinto por dentro lleno de distintos obstaculos y para salir podías optar por bajar por tres pisos de gomas elásticas por las que los niños se tiraban y caían hasta abajo del tirón.

O podían bajar por varios toboganes.


Había una zona de discoteca. Una sala oscura con pinturas de colores y luces de neon que hacían lucir las pinturas. Y en el techo una lámpara de discoteca, de esas con cristalitos. Una zona con bolas y otra con piezas de lego gigantes!


Un tobogán con muchas barras y en la que los niños cogían unos trineos para tirarse. Y debajo del laberinto de juegos, había un circuito de motos.

 

Otro día, para aprovechar el calor que salió, fuimos a un camping cerca del pueblo en el que no hacía falta estar registrado en una cabaña para poder acceder a las instalaciones (había que pagar claro). Tenía una piscina exterior impresionante, toboganes de agua, piscina interior con más toboganes, tumbonas y sombrillas... Lo pasamos todos muy bien!

Theo, que hasta entonces le tenía pánico al agua (después también, pero no tanto), aprendió a bucear. Ninguno de mis niños sabía nadar, pero lo de Theo era terror al agua. Sólo meter un pie en el mar era todo un logro para él. Y cómo teníamos cámara acuatica, inmortalizamos el momento.


Pasamos todo el día en la piscina, hasta que se nos hizo de noche, y al día siguiente volvimos para echar una partida de minigolf. Gané yo, pero solamente porque los demás son realmente malos. Yo sólo había jugado a golf una vez con doce años cuándo pasé un mes en Irlanda aprendiendo inglés, y de eso ya hace mucho! Os dejo con la foto del podio.


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